jueves, 31 de marzo de 2016

Día Mundial del Teatro: Tres sainetes de los Hermanos Álvarez Quintero

El próximo viernes 1 de abril tendrá lugar en la Fundación Miguel Castillejo la celebración del Día Mundial del Teatro (27 de marzo) con la representación de Tres Sainetes de los Hermanos Álvarez Quintero, a cargo del Grupo Teatral "La Cordobana". Su director es Rafael Dorado.
Viernes 1 de abril
20,30 horas

viernes, 25 de marzo de 2016

Domingo de Pascua de Resurrección

Hch 10,14.37-43: Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver.
Col 3,1-4: Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
Jn 20,1-9: Él había de resucitar de entre los muertos.

En ocasiones se ha definido el cristianismo como una vertiente más del humanismo en sus múltiples facetas. Una definición ésta no exenta de su parte de verdad, pero, al mismo tiempo, una definición que esconde graves e incluso peligrosos riesgos.
En efecto, es indudable que lo humano es base sine qua non de todo lo cristiano, porque es imposible un cristianismo desencarnado. Pensar y vivir el cristianismo al margen de lo humano fue y si ººgue siendo el craso error de todo tipo de gnosticismo, que conlleva la falsación de todo el Evangelio, y de la misma figura de Jesús, y en Él de Dios, encarnado y manifestado en nuestra historia humana. Pero no es menos cierto, que centrar todo lo cristiano exclusivamente en lo humano, y nada más que en lo humano, es un reduccionismo peligroso que mutila nada más y nada menos que toda dimensión de trascendencia, esencialidad irreductible del ser cristiano, desembocando en lo que comúnmente se dice un cristianismo «de tejas para abajo». Es el cristianismo de la paradoja y de la contradicción, «creer en Dios al margen de Dios».
La Pascua es la fiesta de la vida, de la luz y del color de la resurrección de Jesucristo. Es la fiesta de la esperanza que nos lanza a depositar nuestra fe en el corazón de Dios, Padre y Señor de la vida. Y, por tanto, es la fiesta que nos invita a autotrascendemos, a volar alto, a mirar por encima de nuestras cabezas.
La cruz redentora no acaba en la muerte del frío sepulcro; si así fuera, no sería redentora. La cruz y la muerte de Jesús carecen de sentido si el mismo Jesús que ha sido clavado en cruz y ha muerto no ha resucitado. Por tanto, no hay cruz sin gloria. Si Cristo no ha resucitado «vana es nuestra fe» (1 Cor 15,14). Si sólo para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más desgraciados de los hombres (cf. 1 Cor 15,17.19).
Texto escandaloso a los oídos de muchos contemporáneos sensibles, por otra parte, al carácter gratuito de la vida, a apostar por la vida porque sí, porque la vida se justifica por sí misma y no necesita finalidad exterior a ella. Es, ni más ni menos, la versión secularizada de aquellos versos famosos: «Aunque no hubiera cielo yo te amara».
El misterio de la Resurrección de Jesús es una llamada y una respuesta de Dios al hombre. Es una llamada de Dios a vivir la vida en plenitud, con gozo y con alegría, con libertad -la libertad de los hijos de Dios- anclada en la verdad que nos hace libres (cf. Jn 8,32), sin ataduras humanas de ningún tipo, porque su meta no es la encarnación encarnada, sino la encarnación resucitada. Su meta no es el reino de los hombres, sino el Reino de Dios. Sólo es libre la libertad que, transformando la historia, trasciende la historia misma porque entiende que en ésta no se encuentra su plena realización sino en Dios.
Pero la resurrección es también una respuesta de Dios al hombre, a cada uno de nosotros. Dios nos dice que la vida no es un sinsentido, ni un absurdo, y que, en consecuencia, merece la pena ser vivida a fondo. No todo acaba en la muerte. La muerte es sólo el paso necesario e ineludible para la vida.
La pregunta clave es ¿por qué y para qué vivimos? Vivir no es solamente durar. Vivir con sentido es trascenderse, saltar cualitativa e incesantemente de la mediocridad a cotas mayores de sentido y de plenitud. No necesitamos a Dios sólo para morir consolados, sino para vivir con sentido, para creer que vale la pena vivir generosamente en plenitud y amar profundamente siempre. Ése es el único nexo entre el hoy y el mañana definitivo. La pulsión fundamental del hombre -y por desgracia, más pertinazmente sofocada- es darse, ofrendarse, salir de sí hacia el otro que lo colme.
¿Cómo hacer inteligible la Resurrección de Jesús y nuestra propia resurrección en el horizonte de un mundo que ha dejado de creer en Dios y está en trance de no creer en el hombre, cuando rechazó antes a Dios pensando que así apostaba por el hombre?
La fe cristiana reconoce en Jesús, en su vida, la manera de vivir y de ser de Dios como amor en el mundo y en el tiempo. Este amor le da sentido a la vida e introduce en ella un elemento que ya es anticipo de la vida eterna: la muerte es la ruptura con lo que en la vida hay no ya solo de pecaminoso sino esencialmente de limitación.
Un hombre viviendo la vida de Dios es un hombre que descubre el más allá -la dimensión de eternidad- en el más acá del tiempo, pero, a la vez, espera encontrar una vida que, sin ser fusión y pérdida en el infinito, sí sea plenitud y transparencia, en la que la comunicación, la libertad, la igualdad, la sencillez, la paz no sean experiencias precarias, aspiraciones que se esfuman sin dejar huellas, sino un estado permanente sostenido por el amor de Dios.
De esa vida, el creyente no tiene evidencias ni comprobación posibles; y esto es lo que le cuesta entender, porque en el fondo sigue muy aferrado a su historia; la historia que palpa, pero que, quizá, no «ve» porque no la trasciende.
Creer en la resurrección no es sólo ver las cosas de otra manera, con la esperanza de que lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Es, además, y al mismo tiempo, creer en la alternativa de Dios, porque la resurrección pone en pie la esperanza humana, no como las utopías humanas, que no pasan de ser meras, pobres y efímeras ilusiones humanas, sino como un acontecimiento real: Jesús fue aquél que vivió de tal manera que acabó en la resurrección. Su comunión con Dios como Padre la vivió con los hombres como hermanos.
Frente a la necrofilia actual disfrazada de amor a la vida, de esfuerzos desesperados e inútiles por vivir mejor desde las claves del materialismo y del hedonismo, Jesús nos dio una imagen de Dios y del hombre a partir de la cual, y sólo a ese precio, se le hará al hombre accesible Dios: el hombre mismo y el significado de la resurrección como la buena noticia. Lo descubren quienes experimentan un prodigioso rejuvenecimiento al desembarazarse de tantas protecciones infantiles y artificiales y entran a formar parte de la fraternidad de los pobres, de los ancianos, de los enfermos. Reconociéndolos como hermanos, reciben de ellos, en recompensa, la revolución de su propia humanidad. Quien ha cuidado enfermos, comprendido al joven cargado de problemas, tratado con minusválidos, sabe qué tesoros de humanidad reservan para quienes se detienen en su vertiginosa carrera a ninguna parte.
El problema, por tanto, no es si existe una vida después de la muerte, sino si existe una vida después del nacimiento; si se puede nacer de nuevo (cf. Jn 3,1-8), después de haber envejecido prematuramente por rutina, mediocridad o egoísmo. Jesús es el resucitado porque vivió la vida de Dios, y su modo de vivir y de morir llevaba ya dentro el germen de Dios que no muere.
Para el cristiano hay dos cosas claras frente a los que esperan que el hombre se salve a sí mismo: una fe que se funda en el «hacerse hombre» de Dios tiene interceptada toda huida del mundo; y una fe que recibe totalmente la iniciativa de Dios tiene prohibido todo empeño de introducir la salvación de Dios a la fuerza. El cristiano tiene que asumir la tarea de construir el mundo, tiene que colaborar en la obra de la salvación sin sucumbir a la tentación prometeica. Éste es el mensaje total de la Resurrección de Jesús.

martes, 15 de marzo de 2016

Concierto Sacro de Pasión 2016


El próximo viernes 18 de marzo tendrá lugar en la Fundación Miguel Castillejo el  cierre de los actos cuaresmales organizados a lo largo de la semana con el Concierto Sacro de Pasión, que será interpretado por la Coral Miguel Castillejo, dirigida por Concepción Martos.

1ª parte “ Mater Dolorosa” (Stabat Mater –selección- Rossini y Conde F. Nuñez)
2ª parte “Dominus Pasione” (obras de Vivaldi, Mozart, Haydn, Bizet y Shoonenbeek)

La Coronación Pontificia de la Stma. Virgen de los Dolores



El próximo miércoles 16 de marzo tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación Miguel Castillejo la conferencia con proyección de imágenes "La Coronación Pontificia  de la Santísima Virgen de los Dolores, culmen de la devoción mariana en Córdoba", organizada por el Círculo Cultural Averroes (Asociación Visitadores Médicos de Córdoba) y a cargo de Juan José Primo Jurado. 

viernes, 11 de marzo de 2016

Pregón médico de Semana Santa


El próximo martes 15 de marzo tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación Miguel Castillejo el Pregón Médico de Semana Santa X Edición: Actualidad y retos de futuro de la Semana Santa cordobesa, en clave médica. Dicho acto estará organizado por el Colegio de Médicos de Córdoba y contará con las siguientes intervenciones: José Ignacio Martínez Morente, Cristóbal Prieto Cid, José Sáez Rodríguez, Serafín Romero Agüit, Vicepresidente de la OMC. Modera Gonzalo J. Herreros, profesor universitario, redactor de la revista "Córdoba Cofrade" y responsable de la retransmisión de nuestra Semana Santa 2014 y 2015 en Onda Mezquita. El acto estará ilustrado con el acompañamiento musical Recital de Saetas de Cierre.

Fundación Miguel Castillejo
Martes 15 de marzo a las 20 horas.
Entrada libre hasta completar aforo.

Imágenes de Pasión


El próximo lunes 14 de marzo tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación Miguel Castillejo el acto "Imágenes de Pasión", organizado por la Asociación Literaria Wallada. La primera parte, "Iconografía cordobesa: Imágenes de Ntra. Sra. Angustias, Dolores y Reina de los Mártires", estará a cargo del profesor Agustín Navas Chaveli. La segunda parte estará compuesta un recital poético a cargo de los componentes del grupo Wallada. Amenizará e ilustrará el acto el grupo musical "Idomeneo"

Salón de actos de la Fundación Miguel Castillejo 
Lunes 14 de marzo a las 20 horas. 
Entrada libre hasta completar aforo.

jueves, 10 de marzo de 2016

Quinto domingo de Cuaresma

Is 43,16-21: No penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo.
Flp 3,8-14: Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo. 
Jn 8,1-11: El que esté sin pecado, que tire la primera piedra.

Hermosa y tremenda lección la que nos da hoy Jesús en el relato evangélico de la mujer adúltera. Los escribas y los fariseos apuestan decididamente por la condena, por la muerte, en cumplimiento estricto de la letra de la ley (cf. Lev 20,10; Dt 22, 22-24). Jesús, en cambio, opta decididamente por el perdón, por la vida, en cumplimiento estricto del espíritu de la ley, porque Dios es el Señor y el Creador de la vida. Ama la vida, no la muerte. Toda la ley y los profetas se resumen en un único mandamiento: el del amor. Y en medio de estas dos opciones, la observación de Jesús fina, elegante y crítica: «El que esté libre de pecado, que la primera piedra». El resultado ya lo sabemos.

Queridos amigos, ésta es la lección que nos da Jesucristo, que Dios nunca condena, y, consecuentemente, siempre salva. Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La salvación y la gracia llegan a través de Jesucristo, encarnación y expresión última y definitiva de la misericordia de Dios. Jesús se convierte, así, en verdadero camino de misericordia para el creyente, de ahí que nadie, absolutamente nadie vaya al Padre, si no es por Él, camino, verdad y vida que conduce al hombre hasta Dios (cf. Jn 14,6-7). No en vano, las intervenciones de Jesús con mujeres en el cuarto Evangelio han sido siempre de misericordia. Recordemos, por ejemplo, la escena de Jesús con la samaritana, una pecadora que tuvo hasta cinco maridos (cf. Jn 4,18), a quien Jesús le concede el perdón y el don del agua viva.

Con Jesús la letra de la ley queda superada. Lo importante es el espíritu de la ley, porque la letra mata, mientras el espíritu vivifica (cf. Rom 8). Jesús invita a la mujer a abandonar su pasado de pecado y de muerte y a abrazar su presente lleno de esperanza y de vida. Jesucristo libera a la adúltera de la oscuridad de una vida anterior, recuperándola a la plenitud de la vida, mediante el perdón y la misericordia, con el diálogo del amor: <<¿Quién te ha condenado? Nadie, Señor. Pues yo tampoco te condeno. Vete y no peques más».

San Agustín comenta al respecto: «El Señor responde de modo que salva la justicia sin descuidar la mansedumbre [ ... ] al final quedaron solamente dos, la misericordia de la mujer y la misericordia de Cristo, la una frente a la otra».

La actuación de los hombres es diametralmente opuesta a la de Dios. Las obras de los hombres no son las de Dios. Allí donde Dios pone misericordia y perdón, los hombres ponemos impiedad y condena. Ejemplos los tenemos a puñados en la vida diaria, desde las críticas malévolas y las condenas verbales de los vecinos, de los compañeros y compañeras de trabajo, hasta la difamación y la calumnia de nuestros enemigos políticos. Allí donde Dios pone amor y vida, los hombres seguimos empeñándonos en poner pecado y muerte. El mundo de los hombres se opone al proyecto salvador de Dios, apostando fuertemente por la violencia de todo género, por las guerras sin cuento, por la muerte como antítesis de la vida. Criticamos, litigamos, condenamos y matamos, sin acordarnos de que no estamos libres de pecado; de que todos tenemos que perdonar, porque, a su vez, todos tenemos necesidad del perdón de Dios.

Del corazón de Dios brotan el amor, la paz, la justicia, la verdad, la misericordia, el perdón, la vida. Del corazón del hombre, en cambio, brotan «las malas ideas: inmoralidades, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfrenos, envidias, calumnias, arrogancias, desatino» (Mc 7, 22-23).

El hombre, ensimismado en sus asuntos terrenos, ha olvidado por completo los valores eternos. O dicho en otros términos, a base de olvidar la trascendencia, ha olvidado también la inmanencia. Ha olvidado tanto los valores divinos como los humanos, permaneciendo insensible al más mínimo resquicio de misericordia y de perdón. Es más, el perdón y la misericordia los interpreta como signos de debilidad humana porque cree que no conducen a ningún sitio. Lo inteligente es situarse frente a los otros desde una posición de fuerza, de firmeza, de intransigencia, como único medio de supervivencia. Es una situación que le está llevando paulatinamente a un callejón sin salida, a un futuro de muerte, sin esperanza y sin ilusiones. Sólo el amor produce esperanza, ilusión, vida. Sólo el amor regenera el corazón del hombre. Sólo el amor es capaz del perdón y de la misericordia, tanto para generarlos como para recibirlos. Por eso, sentencia Jesús: <<.A quien mucho ama, mucho se le perdona» (cf. Lc 7,47).

Mis queridos amigos todos, la Cuaresma es tiempo de salvación y de gracia. Dios nos sale al encuentro y quiere que nos convirtamos a Él; quiere que, como la mujer pecadora del Evangelio de hoy, nos arrepintamos de nuestras miserias e iniquidades internas, y que, como el hijo pródigo, iniciemos el camino de vuelta a la casa del Padre. Y, una vez más, este cambio interno hemos de manifestarlo en nuestros hechos externos.

Abramos también el corazón a la pedagogía de Dios que nos enseña a perdonar, no a condenar; a amar, no a odiar; a vivir, no a morir. Ésta es la única verdad de Dios que nos hace libres (cf. Jn 8,32) para que nuestra libertad en el amor sea a su vez un motivo de esperanza y de salvación para los demás.

martes, 8 de marzo de 2016

Exaltación de la Saeta


El próximo viernes 11 de marzo tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación Miguel Castillejo la celebración de nuestra tradicional Exaltación de la Saeta, que este año estará a cargo de José Gil Torres y estará presentado por Luis Ortiz García. Además contaremos con la especial colaboración de la cantante internacional Trinidad Montero "La Trini"

Viernes 11 de marzo, 20,30 horas 
Entrada libre hasta completar aforo.

viernes, 4 de marzo de 2016

Presentación del libro: "San Rafael y el patronazgo de los Santos Mártires en Andalucía"


El próximo miércoles 9 de marzo tendrá lugar en el salón de actos de la Fundación la presentación del libro "San Rafael y el patronazgo de los Santos Mártires en Andalucía: historia, arte y espiritualidad". El acto estará presentado por los coordinadores de las Jornadas Juan Aranda Doncel, Académico Numerario de la Real Academia de Córdoba, y Julián Hurtado de Molina y Delgado, Hermano Mayor de la Ilustre Hermandad de San Rafael Custodio de Córdoba.


Miércoles 9 de marzo, 20:30 horas. Entrada libre.